En general, los niños y las niñas tienen un impulso por jugar. Es parte de cierta configuración predeterminada con la que vienen, por lo tanto, se puede afirmar que el juego en ellos y ellas es una conducta natural. No obstante, ¿es eso a lo que juegan y con lo que lo juegan también natural? Veamos:

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1) ¿A qué juegan los niños y niñas?

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Inevitablemente juegan a lo que ven a su alrededor: imitan el mundo de los adultos, el ambiente de la sociedad, juegan a las profesiones y problemas que existen en la actualidad y a lo que ven en los animados. Por ejemplo, pretenden ser doctores y pacientes, simulan ser compradores y vendedores, fingen ser ladrones y policías, juegan al súper héroe y sus extraordinarios poderes físicos como El Hombre Araña, La Mujer Maravilla, etc. 

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2) ¿Qué juguetes o juegos usan?  

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En general, utilizan lo que sus padres, madres o cuidadores les compren. Esto suele ir ligado a la respuesta de la primer pregunta, por ejemplo, si les gusta mucho un personaje de un animado, le pedirán a su encargado que se los compre.

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¿A cuál sociedad queremos que jueguen?

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Con base a lo anteriormente explicado, queda claro que, el a qué jugar o con qué jugar, son elementos que dependen enteramente del entorno o cultura, es decir, los niños y niñas solo responden al estímulo de su ambiente, a eso a lo que están expuestos. De esto surge una conclusión que es obvia pero poderosamente reveladora:

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Los niños y niñas nunca jugarán a una sociedad a la cual nunca han sido expuestos ni visto  A DE NO SER QUE se las empiecen a modelar.

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Esto significa que la responsabilidad recae sobre los adultos: si queremos que los niños y niñas ensayen un mundo adulto diferente para que, en años posteriores, dirijan la sociedad hacia una dirección alternativa, una más saludable, entonces hay que empezar por exponerlos a ambientes y contenidos distintos a los usuales. El juego en la infancia es algo que no se debe subestimar pues, como dijo Mario Alberto Víquez Jiménez, “Para el imaginario social, la niñez aparece como un momento de la vida en el que nada pasa, cuando en realidad todo pasa.” Entonces, teniendo claro que los juegos infantiles, aparentemente inocentes, contribuyen a la concepción de mundo y a su conducta de los niños y niñas, los cuidadores deben hacer un esfuerzo por ofrecerles juegos con los cuales se diviertan, por supuesto, pero también que sean funcionales para generar percepciones y conductas más saludables en ellos y ellas. Esa es la visión y  misión que tiene el psicólogo y escritor Josué Herdel al crear juegos como el juego del pacto del templo Onamuh.